Mamá y papá todo a la vez...
¿Qué pasa con las personas que no tienen papá? ¿Qué pasa con esos niños que en el hogar solo tienen a su madre, a una mujer que cumple ese otro rol reservado para el hombre?
Estamos hablando de las mamás – papá. Esas mujeres que por distintas razones, se han quedado solas a cargo de su familia y de sus hijos, y han tenido que luchar día a día para sacar adelante esa responsabilidad tan grande.
Es un hecho que a lo largo de la historia, desde la época de las cavernas hasta hoy, las mujeres han sufrido serias variaciones en cuanto al rol que deberían desempeñar en la familia nuclear y hasta en la sociedad.
Incluso en Latinoamérica, la mujer ha empezado a tener más presencia y a reinvindicarse más como un ser igual al hombre, capaz de mantener un hogar y hacerle frente a los problemas sola. Un ejemplo claro es que en nuestro pais ya haya habido un(a) presidente(a) mujer y en Argentina, también.
En la actualidad, y en casi cualquier parte del mundo, el papel del hombre proveedor y de la mujer receptora casi ha desaparecido. Los roles entre hombres y mujeres se han mezclado y fusionado, generando, creo yo, hasta confusiones en el plano de determinar qué responsabilidades le corresponden a cada uno.
Un estudio hecho por CEPAL (Comisión Económica para Latinoamérica) llamado “El papel de la familia en la protección social en América Latina”, nos da luces y cifras también sobre cuál es la situación actual de la mujer en función a su rol y desempeño en el hogar.
En primera instancia, el estudio resalta la evolución y el paso de familias clásicas, en las que el padre es el único proveedor (llamado “male breadwinner model”) , a familias de doble ingreso (“dual earner model”), en la que ambos cónyuges aportan y contribuyen en su desarrollo. Esto debido a que cada vez más, las mujeres se incorporan al mercado laboral con mayor facilidad.
Es más, según las cifras recabadas para este estudio, el aumento de la participación laboral de la mujer en el hogar a pasado de 37% en 1999 a 47% en el 2002. Esto quiere decir que en los últimos tiempos, en ya casi la mitad de las familias biparentales (con papá y mamá) de Latinoamerica, la mujer ha dejado ser la que se queda en casa, cuidando a los hijos y sale, al igual que el hombre, a conseguir el sustento para el hogar.
Una cifra muy importante, y que resalta claramente el estado de las familias latinoamericanas, es que, actualmente, más de un cuarto de las familias están encabezadas por mujeres. Es más, cuando se trata de hogares monoparentales, el 86% de éstos tienen como jefa del hogar a una mujer.
Es así que, a partir de toda esta revolución de los estándares de familias, ahora existen papás que también cumplen el rol de mamás, y mamás que también cumplen el rol de papás. Los altos índices de divorcio y el aumento de los embarazos juveniles no deseados, genera, cada vez más, la existencia de estos padres que deben cumplir una doble función.
Según la psicóloga chilena Doctora Pilar Sordo: “Se puede ser papá y mamá a la vez, pero no se pueden reemplazar los roles. Ella va a tener que integrar lo femenino y lo masculino dentro de sí misma, y de esa manera sí podrá ejecutar ambos roles, pero no reemplazará la persona ausente. Siempre hace falta un padre y siempre hace falta una madre. Si el papá está ausente, ojalá haya otros adultos significativos varones que ‘reemplacen’ la ausencia; puede ser un abuelo, tíos u otros adultos varones que muestren sus variables masculinos”.
Además, la doctora sugiere que cuando el niño empiece a preguntar por su padre, se le diga la verdad. Lo ideal es que la versión que él se cree de su progenitor no sea una aderezada con los rencores que puede tener la madre hacia él.